sábado, 3 de octubre de 2009

TERATOLOGIA URBANA

  • TERATOLOGIA URBANA

    Luis Javier Artieda Carpio

    Teratología.- Estudio de las anomalías y monstruosidades de un organismo.// Historia de las monstruosidades orgánicas.- del Griego: teras, teratos - prodigio, monstruo, y logos - tratado.

    Teratología Urbana.- En este estudio el autor evalúa algunas de las monstruosidades, anomalías y deformaciones de las ciudades de América Latina. Los efectos de la conquista, que superpuso un sistema social y legal diferente, que introdujo los conceptos de propiedad y herencia a contrapelo de la legitimidad del sistema indígena. Asimismo reseña los conflictos que introdujo la independencia, pero que no modificó ni solucionó los heredados de la época colonial. Para lograr su objetivo, el autor, centra sus observaciones en la ciudad donde nació y a la cual sirvió como regidor municipal entre los años 1993 a 1995.

    ANTECEDENTES

    Es evidente que la tierra agrícola tiene relación directa con el medio social al que está ligado ya sea por razones históricas, de cercanía, por haber sido habilitado como soporte alimenticio, o haber sido reservado por privilegios otorgados. Por esos motivos y para establecer los linderos de la convivencia, se ha establecido el derecho de propiedad.
    En un trabajo muy interesante publicado en Bolivia con el título “Derecho agrario entre código francés, costumbre aymara, orden internacional y constitución boliviana” y también en otro trabajo, publicado en Italia, que se llama “Propiedad y propiedades en el laboratorio revolucionario francés”, Bartolomé Clavero, se demuestra que en la concepción de los revolucionarios (Revolución Francesa), la reivindicación principal era primero la universalidad de los conceptos y recién entonces la universalidad de la propiedad. De acuerdo a la concepción de la revolución, “Universal” quiere decir la abolición de los privilegios. Entonces el uso de la tierra puede ser personalizado por la familia, la comunidad, el ayllu, la marka, una asociación, una cooperativa, una nación; pero la tierra misma, tanto como el aire, la energía (fuego) o el agua, es propiedad universal. Así es para todas las condiciones de vida de los hombres.
    En su cosmovisión aymara-Quichua esa propiedad universal se considera como la propiedad de la pachamama.
    Pero este autor demuestra que, al final de la revolución francesa, después del asesinato de los revolucionarios, en 1793 y a partir de 1796, con la dictadura de Bonaparte, entra en los textos constitucionales la palabra “privada”, como adjetivo de “propiedad”. La palabra “privada” significa privatización de la propiedad, es decir, lo contrario de “universalización”. La privatización es algo que reduce la propiedad a quien puede ponerla a su nombre, lo que la saca del nombre de la humanidad. Entonces, en el Código civil napoleónico (1804), entra la palabra “privada” para expresar el poder absoluto del propietario sobre la propiedad, lo que consagra el triunfo de una clase social, la burguesía, sobre la revolución. La propiedad no es más responsabilidad de cada uno, sobre una parte del bien público, sino un derecho absoluto que implica el poder de destruir la propiedad por su sola voluntad: puede quemar su tierra, cortar los árboles, ensuciar el aire, contaminar las aguas. Eso es lo que implica privatización de la propiedad. La propiedad es responsabilidad y derecho de uso y disfrute; no significa falta de responsabilidad. La privatización es el derecho de la irresponsabilidad que contradice el derecho de la responsabilidad. Por tanto, cuando dices que no se puede vender la tierra, porque es la propiedad de la Pachamama, quieres decir que no se puede hacer una privatización de la propiedad universal.
    Fuente: Simón Yampara y Dominique Temple (2008) Matrices de Civilización. Sobre la teoría económica de los pueblos andinos, El Alto: Qamañ Pacha/GMEA.

    Pero el “derecho” en América fue una facultad transplantada de España que favoreció al conquistador sin considerar al conquistado. Por otra parte la España Medioeval iniciaba su consolidación luego de la Reconquista y, en consecuencia, es necesario reconocer que el derecho de propiedad sobre la tierra estaba en plena evolución allí donde la expulsión de Moros y Judíos había creado vacíos de población.
    Al llegar las huestes hispanas a este continente encontraron pocas estructuras socio-políticas organizadas y el indígena, a quien Toribio de Mogrovejo y otros trataron de defender, ignoraba el concepto de “posesión”, la facultad de “ser dueño” de algo, o poder dar algún bien en “herencia a sus descendientes”, y mucho menos la tierra, a la que por convicción religioso-cultural consideraba “madre”. Consecuentemente fue incapaz de plantear razones ni reivindicaciones y fue avasallado.
    En estas condiciones los invasores, carentes de cultura cívica, orientaron sus acciones hacia su interés personal, con el supuesto tutelaje de Su Majestad el Rey, quien por su lado estaba orientado a conseguir el mayor beneficio económico para servir sus caprichos de preeminencia y dominio en la vieja Europa.
    Reconquista y Repoblación
    La
    invasión musulmana de la Península Ibérica supuso, en el plano jurídico, la ruptura de la unidad que, mediante el Liber Iudiciorum, se había conseguido en el reino visigodo, sin perjuicio de la eventual práctica de algunas costumbres diversas a las señaladas en dicho texto legal.
    El inicio de la
    reconquista del territorio peninsular, ocupado por los musulmanes tras la caída del reino visigodo, dio lugar a la formación de diversos reinos cristianos y la formulación en ellos de un nuevo Derecho, plural y diverso, caracterizado por tratarse, en general, de un derecho esencialmente local
    La empresa de la reconquista no significaba sólo derrotar militarmente a los
    musulmanes, sino repoblar las zonas conquistadas. En aquellas áreas que, por su valor económico o estratégico, interesaba repoblar, los reyes cristianos y señores laicos y eclesiásticos de la Península Ibérica comenzaron a otorgar una serie de privilegios con el fin de atraer pobladores para que se asentaran allí, de modo de asegurar fundamentalmente las zonas fronterizas y revitalizarlas económicamente. Los documentos en que constaban tales privilegios y exenciones se denominaron cartas pueblas o cartas de población (chartae populationis). De Wikipedia, la enciclopedia libre
    Los fueros como Cartas Pueblas son el conjunto de leyes y libertades entregados a los repobladores de una villa, es decir, una población sin señorío o cuyo señorío correspondía al rey. En estas leyes se detallan las libertades, como la elección de alcalde, tributos a la corona, la obligación de prestar auxilio a la mesnada real con peones y
    caballeros villanos, y muchas prerrogativas que hacían al hombre de la ciudad más libre que el campesino de régimen feudal A cada fuero le correspondía, aparte de la ciudad o villa, un alfoz o territorio, que contaba con varias aldeas y municipios, dependientes de la villa principal. De Wikipedia, la enciclopedia libre
    ALFOZ.- 1. Distrito con diferentes pueblos que forman una jurisdicción.// 3. En Marruecos, distrito, alrededores. (José Alemany.- Diccionario Enciclopédico Ilustrado)
    ALFOZ.- Arrabal, término de algún distrito o que depende de él. (Rodríguez Navas.- Diccionario Completo de la Lengua Española .- 1900)
    ALFOZ.- Término de un municipio o un distrito. (Santillana.- Nuevo Diccionario Esencial de la Lengua Española .- 2001)
    Es importante remarcar que la adición del Alfoz demuestra la temprana obsesión de la Corona Española para hacer de los distritos y villas, unidades económico productivas con capacidad de autoabastecimiento de bienes esenciales. Sin embargo esa obsesión Real no guarda correlato con lo sucedido en América durante la conquista o el Virreinato, y mucho menos después de la independencia. La jurisprudencia sobre derecho municipal en España y en toda Europa, tiene una fuerza no lograda en la mayoría de los países de América Latina donde los gobiernos centrales atropellan cualquier obstáculo que pretende limitar su omnímodo poder.
    Con lo dicho es fácil entender a JOSE M. OTS CAPDEQUI cuando dice:
    "Envuelto en este problema general de la población va el estudio de los títulos originarios de la adquisición privada de dominio de la tierra. Por eso las fuentes a las cuales debemos acudir, deben ser en primer lugar las CAPITULACIONES" ... «En las Capitulaciones se aborda el problema de la tierra, con la obligada vaguedad del momento: se hacen mercedes de tierras, sin precisar su extensión, a los jefes de las expediciones descubridoras; se permite a estos jefes que hagan adjudicaciones a sus propios hijos y descendientes; se les autoriza también para repartir tierras y solares entre los compañeros de expedición"
    Con las Capitulaciones como título primario del Derecho Indiano se aplicarán leyes, usos, costumbres de guerra de la Metrópoli en la América Española, que van a ser incorporadas algunas con marcadas variantes, otras intactas, a la nueva y floreciente cultura del Nuevo Mundo.
    Ots Capdequi, José M. "El régimen de la tierra en la América Española durante el período colonial" Universidad dé Santo domingo, Ciudad Trujillo, 1946. Pág. 42.
    Las Capitulaciones por si mismas dejaron un sinnúmero de vacíos y dieron motivo, a la Corona Española, para plantear modificaciones, nulidades y componendas que terminaron dando vida a una nueva forma jurídica, la Composición
    Venta y composición de tierras
    . En 1591, por una primera real cédula de Felipe II, se facultó a las autoridades coloniales para hacer una exhaustiva revisión de los títulos de propiedad otorgados válidamente hasta ese momento por la Corona Española. "...conviene que toda la tierra que se posea sin justos y verdaderos títulos, se nos restituya, según y como nos pertenece, para que reservando ante todas cosas lo que a nos, o a los Virreyes, Audiencias o gobernadores pareciera necesario para plazas, ejidos, propios, pastos y baldíos de los lugares u consejos, que están poblados..." … Capdequi, José M. "El régimen de la tierra en la América Española durante el período colonial" Universidad dé Santo domingo, Ciudad Trujillo, 1946.
    La composición aplicada al régimen de tierras supone una situación de hecho contraria al derecho, que ha podido producirse o por la ocupación sin título, o lo que era más frecuente, por la ocupación al amparo de un título de más tierras que la que el título autorizaba. Descubierto el hecho se evaluaba la tierra, se fijaba una cantidad y mediante su pago se obtenía la composición….. La existencia de funcionarios poderosos, “terrófagos”, hizo que se cometieran excesos con las tierras de los indígenas con el afán de extender sus dominios. Domínguez C. Raúl. Ob. Ch. Pág. 14.
    Pocos años después de la llegada de Colón, el 3 de Enero de 1535, los pacíficos habitantes del valle del Rímac vieron llegar, a los pagos de su pueblo, a los Huiracocha Ruiz Días, Juan Tello y Alonso Martín de don Benito. Con curiosidad primitiva los rodearon mientras los extraños personajes inspeccionaban los Señoríos de Ichma y Collique del Curaca Taulichusco. Este viejo Yana (servidor) de Mama Vilo, concubina del Inca Huaina Capac, recibió del propio Inca el mandato y fijó su residencia en las inmediaciones del templo Puma Inti muy cerca del río.
    La insólita comitiva se alejó en dirección al señorío del Curaca Coxapaxa que era, a su vez, Yana del Inca y que residía en el Cuzco.
    La visita dejó inquietos a los habitantes, pero el paso de los días sin otra novedad devolvió calma al poblado.
    El 18 de Enero, una abigarrada comitiva de gente a caballo, espadas en sus tahalíes, rodeados por infantería con alabardas en ristre algunos, otros con arcabuces al hombro, además de un nutrido contingente de indios provistos de macanas, hondas y otras armas avanzó sin aviso hasta el palacio del Curaca. Presidiendo el singular desfile Don Francisco Pizarro.
    La comitiva se detuvo frente a Taulichusco y, sin preámbulo, le informaron que su Majestad el Rey de España tomaba posesión de esas tierras para fundar la Muy Noble y muy Leal Ciudad de los Reyes, con lo cual lo conminaron a dejar su palacio que sería ocupado por Don Francisco.
    Mientras el aturdido anciano, su familia y servidores, abandonaban el palacio, la abigarrada comitiva preparó la ceremonia de fundación.
    1535 - 18 de Enero. La Fundación. Francisco Pizarro funda Lima, la ciudad de los Reyes, en la plaza mayor, en los terrenos de los señoríos de Ichma y Collique, en esta época gobernaba el Curaca Taulichusco, quien tenía su residencia en el espacio que hoy ocupa el Palacio de Gobierno, en las inmediaciones se encontraba el Templo Puma Inti, en terrenos que hoy ocupa la Catedral. Inmediatamente después de fundar la capital, Pizarro trazó la ciudad en el plano que fue diseñado por Diego de Agüero, quien dividió la nueva cuidad en 117 manzanas, cada manzana tenía cuatro solares. Estuvieron presentes, firmando como testigos, el tesorero Alfonso Riquelme, el veedor García de Salcedo, Rodrigo de Mazuelos, Ruy Díaz, Juan Tello y Domingo de la Presa.
    1535 - 22 de Enero. El Cabildo. Se crea el Cabildo de Lima, nombrándose como alcaldes a Nicolás de Ribera el Viejo y a Juan Tello de Guzmán.
    1535 - Fines de Enero. Se inicia la construcción de la Iglesia principal de Lima, en la Plaza Mayor, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Asunción. Las obras comienzan bajo la dirección de Francisco Pizarro quien luego encarga esta tarea a Gregorio Sotelo. En Enero de 1536, Sotelo es reemplazado por Cristóbal Gutiérrez y en junio de ese mismo año toma el encargo Francisco de Maza. La Iglesia estaría ubicada en el espacio de la Huaca del Puma Inti, el adoratorio de mayor tamaño e importancia de la cuidad, de forma alargada colindaba con la casa de Sinchi Roca. Su deidad nativa tutelar era el Puma




      1535 - 30 de Enero. La alimentación. Importante acuerdo. Se realiza la primera reunión del cabildo en que los regidores "ordenaron que ninguna persona, vecino ni morador, corte ningún árbol que los indios tengan". EL DIARIO DE INÉS MUÑOZ
      La prepotente usurpación queda clara, y más claro aun el hecho de los atropellos inmediatos. El “Importante acuerdo” del Cabildo, que figura en el diario de Doña Inés, nos transmite sin ambages el grado de abuso que imperó en las tierras conquistadas desde el inicio de la ocupación. Huelga comentar que ese acuerdo del Cabildo de la Ciudad de los Reyes sería el heraldo de muchos otros intentos para morigerar la voracidad de los europeos, sin lograrlo.
      La independencia de los pueblos de América Latina dejó intocado el sistema de tenencia de tierras, y en la mayoría de los casos agravó la situación de los indígenas que se vieron enfrentados sin defensa a la incultura, apetitos y complejos desmedidos de las nuevas clases dominantes.
      Antecedentes Históricos: usurpación de tierras en Patagonia Argentina
      Usurpación de tierras bajo el rótulo de “donación”
      [1]
      El 18 de octubre de 1884 se libró la última batalla de la Campaña del Desierto, campaña militar organizada por el gobierno argentino para “exterminar a los indios salvajes y bárbaros de Pampa y Patagonia”. Con esta batalla se obtuvo el dominio territorial de la actual provincia de Neuquén hasta el río Limay y posteriormente de la provincia del Chubut, donde meses más tarde apresaron a los caciques Inacayal y Foyel.
      [2]
      En 1896, el presidente José Evaristo Uriburu (1895-1898) dona 900.000 hectáreas (9,000 kilómetros cuadrados) en forma de 10 estancias de aproximadamente 90.000 hectáreas cada una (algunas de 86 mil, otras de 91 mil, otras de 92 mil, otras de 96 mil) a diez ciudadanos ingleses, ante un escribano público de la Capital Federal, que aunque escribano público no dejaba de ser un particular.
      No está claro cómo un presidente tuvo tamaño atrevimiento de donar, en un día y a escasas 10 personas semejante cantidad de hectáreas, promoviendo la usurpación de una superficie enorme donde hoy podrían vivir muchísimas familias. No está claro con qué justificativo Uriburu ignoró la legislación de Tierras vigente en ese momento, cuyo objetivo era el de “poblar”, poblar con muchas familias que tuvieran muchas pequeñas propiedades y que fueran sustentables económicamente, a pesar de que estaba expresamente prohibida la acumulación de varios lotes en cabeza de una sola persona, hecho que era castigado con la caducidad de las donaciones.

      Monografía creado por Augusto J. Melo Trujillo.
      03 de Julio de 2007
      PUEBLOS INDÍGENAS DE CHILE
      II. EFECTOS DE LA CONQUISTA ESPAÑOLA.
      La llegada del conquistador español introdujo grandes alteraciones en la vida de estos pueblos. Las ideas que orientaron al conquistador europeo en su aventura americana, llevaron a estos a imponer a los indígenas sus leyes y creencias y a apoderarse de sus tierras y riquezas, afectando gravemente la integridad y subsistencia de estos pueblos.
      La conquista de Chile no fue una excepción en este sentido. El control del territorio hasta entonces habitado por los indígenas y el sometimiento de estos últimos se intentó materializar a través de la fundación de ciudades fortificadas a lo largo del país, de la distribución de las tierras de los indígenas a soldados españoles en pago de servicios y de la repartición de los indígenas a estos últimos a través del sistema de encomienda.
      (7)
      El advenimiento de la República no introdujo cambios sustanciales en la situación de los indígenas
      en 1866, la intención del Estado chileno de ocupar la Araucanía a fin de incorporarla al desarrollo agrícola del país, llevó a la dictación de una legislación en que declaró las tierras indígenas al sur del Bío Bío como "fiscales", facultando a las autoridades a rematarlas a particulares para su colonización, y creando una Comisión Radicadora de Indígenas que ubicaría a estos en terrenos de su pertenencia.
      La ocupación militar de la Araucanía por el ejército chileno en 1881
      el proceso de radicación de este pueblo en comunidades a reducciones a través del otorgamiento de los denominados "títulos de merced".
      En virtud de estos títulos -alrededor de tres mil- se radicó a los mapuche en 510 mil hectáreas (el 6,39 por ciento de su territorio ancestral), generalmente las de peor calidad. El resto de las tierras, las más ricas, fueron entregadas a colonos nacionales y extranjeros, a título gratuito en el caso de estos últimos.
      (11)
      Paralelamente en el tiempo, el Estado chileno anexaba a su territorio las altiplanicies andinas en que habitaban los aymara (1883), y tomaba posesión de la Isla de Pascua en que vivían los rapa nui (1888). En este mismo período además las autoridades otorgan en concesión a particulares nacionales y extranjeros grandes extensiones de tierra en la patagonia chilena y la isla de Tierra del Fuego en que habitaban los aónikenk y los sélknam respectivamente, sin reservar para éstos tierra alguna que posibilitara su subsistencia física y cultural.
      Esta política tuvo su máxima expresión bajo el gobierno militar entre 1973 y 1989, período en el cual junto con aplicarse una fuerte represión a las organizaciones indígenas -fundamentalmente mapuche- y a sus dirigentes, se dictó una legislación que constituyó una clara amenaza para la subsistencia de los indígenas, sus tierras y culturas.
      (12)
      Luego de siglos de presencia europea en el territorio chileno, varios de estos pueblos, tales como los aónikenk y los sélknam, en el extremo austral del país, sucumbieron frente a la usurpación de sus territorios ancestrales
      El pueblo mapuche.
      Es el pueblo indígena cuantitativamente más importante que habita el país., la mitad de la población habita entre el río Bío Bío y la Isla de Chiloé, en la zona sur del país, en tanto que la otra mitad lo hace en Santiago y otras ciudades en otras regiones de Chile.
      (14)
      Luego de la radicación de este pueblo en reducciones a fines del siglo pasado y hasta nuestros días, la legislación aprobada por el Estado, salvo excepciones, ha procurado poner término a las comunidades Mapuche permitiendo su división y su posterior enajenación a particulares no indígenas.
      La legislación, unida a la inexistencia de políticas de apoyo a los mapuches por parte del Estado, han incidido en el aumento de la pobreza en sus comunidades en los últimos años
      El pueblo aymara
      A diferencia del caso de los mapuches, la propiedad de sus tierras nunca les fue reconocida a los aymara, siendo consideradas por el Estado como fiscales mientras éstas carecieran de otro dueño conforme al derecho chileno.
      El proceso de inscripción por parte de particulares (comuneros o no) de títulos individuales de propiedad sobre las tierras comunales. Este hecho constituye una evidente amenaza a la subsistencia del pueblo aymara.
      El problema más grave que hoy afecta a las comunidades aymara del altiplano es la privatización y pérdida de sus aguas ancestrales en virtud del Código de Aguas (DFL Nº 1.222) dictado por el régimen militar en 1981.
      El pueblo rapa nui
      Luego del acuerdo de voluntades suscrito entre los jefes rapa nui y el capitán Policarpo Toro en representación del gobierno chileno en 1888 en virtud del cual la soberanía de la isla fue entregada a Chile, la isla fue administrada por décadas (1895 a 1953) por la "Compañía Explotadora de Isla de Pascua" controlada por extranjeros, empresa que la convirtiera en una hacienda, relegando a los isleños a vivir en una ínfima parte de sus tierras (Hanga Roa) y sometiéndolos a un régimen de semi esclavitud.
      El Consejo de Ancianos de Rapa Nui ha venido planteando durante los últimos años como demanda central la restitución por el Fisco de las tierras de la isla al pueblo pascuense, su legítimo dueño.
      (19)
      INSTITUTO DE ESTUDIOS INDÍGENAS - UNIVERSIDAD DE LA FRONTERA - Serie Documentos Nº 1.
      PUEBLOS INDÍGENAS DE CHILE: - ANTECEDENTES HISTÓRICOS Y SITUACIÓN ACTUAL
      JOSÉ AYLWIN -Nota: El autor es abogado, Director del Instituto de Estudios Indígenas
      .

      CAPITULO I

      LIMA Y LA REFORMA AGRARIA

      A. EL PACTO SOCIAL

      La humanidad es producto de la asociación de hombre con mujer, el hijo es la consecuencia de esa asociación, y marca con su presencia el inicio de la FAMILIA. En este momento se ha formado la célula matriz de la sociedad que transitara su largo camino a través de sucesivos hitos: clan, tribu, pueblo, nación, humanidad.
      I. El Hombre es Ser Social
      El hombre es pues un ser gregario que desde tiempo inmemorial ha cedido parte de su libre albedrío en beneficio de quienes lo acompañan, esta cesión voluntaria toma formas variadas tales como división del trabajo, asignación de roles, amor al prójimo, etc.
      El común denominador fue la intuitiva forma de buscar el BIENESTAR, la primitiva simplicidad del hombre en sus orígenes lo llevaron inconscientemente a cubrir sus necesidades inmediatas, cuando las satisfizo buscó lograr bienes que garantizaran la supervivencia, más tarde la comodidad y por fin el bienestar.
      Las sociedades primitivas dieron paso a ostras mas complicadas y los conflictos incipientes fueron sustituidos en el tiempo por otros mayores y más complejos, así vemos que el crimen bíblico de Caín en perjuicio de Abel es sustituido por guerras de pueblos que intentan ampliar su dominio y poder a costa de esclavizar y sojuzgar a otros pueblos y otras tierras.
      El impulso de los conquistadores nace del deseo de bienes y poder, del afán de acumulación de riquezas y grandeza pero también de la necesidad de contener a las insaciables masas beligerantes que han fijado su apetito en la conquista y se entregan lealmente al General o Rey victorioso en tanto sea capaz de satisfacer su instinto y apetito, le han asignado el rol de caudillo y lo seguirán en tanto los lleve a la victoria y la riqueza.
      Otra forma de pacto entre masa y caudillo es la que une al libertador con un pueblo sojuzgado, esa lealtad es más duradera y si se quiere de raíces más nobles, implica un tiempo de incubación en el cual el pueblo sojuzgado logra templar sus propias valores y, como sucede en los organismos naturales, al llegar el tiempo apropiado nace el caudillo que responde a la necesidad. Ejemplos como el de los judíos, la Independencia de América y otros relevan de comentarios ulteriores.
      2. El Objetivo Común
      Que razón o motivo común puede identificarse en la acción del ser humano apenas iniciado su actuar en sociedad?
      La motivación intima para el logro de objetivos que se vuelven prioritarios es la obtención del BIENESTAR. Al ser buscados por un conglomerado humano los objetivos deberán ser comunes pues solo así serán percibos por todos como vehículos hacia el bienestar general.
      Es así que una agrupación humana por simple o compleja que sea establece intuitiva o conscientemente la necesidad por satisfacer, la fija como objetivo y busca obtenerla.
      La mayor complejidad o dificultad en el logro del objetivo obliga a la participación consciente de cada vez mayor cantidad de integrantes de la sociedad. Existen objetivos que implican la participación del total de la población.
      Un ejemplo de objetivo complejo que afecta irremediablemente a toda sociedad es el logro de autosuficiencia para atender la alimentación de la población.
      En el enunciado anterior hay involucrados problemas tan diferentes como:
      a. La fijación de un patrón alimenticio qué tienda a independizar a la población de la influencia externa.
      b. La producción suficiente de productos alimenticios.
      c. La infraestructura necesaria para:
      1. Producción de alimentos
      II. Almacenamiento de alimentos
      III. Transporte multimodal
      IV. Distribución
      d. Un adecuado balance entre la población urbana consumidora y la población rural y pescadora dedicada a la producción agro-pecuaria y pesquera.
      e. Una apropiada evaluación de la capacidad ecológica de cada región en relación con su cuenca acuífera para la fijación de límites de crecimiento.
      f. Limites presupuestales para eventuales importaciones y las políticas apropiadas para no competir ni desalentar al productor local que debe ser considerado factor principal de autosuficiencia.
      3. Identificación del Objetivo Común
      Uno de los problemas mas difíciles y complejos que debe enfrentar una sociedad es la identificación clara y distinta del ó de los objetivos comunes. Un equívoco, por la razón que sea, puede precipitar conflictos que se inscriben en la historia marcando a individuos, familias, grupos socio-económicos, o naciones con estigmas que, al igual que la maldición bíblica, se extenderán por generaciones. Nadie podrá barrar de la memoria del mundo que fue Hitler, quien al fijar los objetivos nacionales alemanes se baso en la falacia de la superioridad racial, y esa sin par soberbia precipito al mundo y en especial a su nación a la hecatombe de la II Guerra Mundial.
      Aunque no todo objetivo equivocado deja huella tan dramática. Es evidente sin embargo que endeudar a una Nación con la intención declarada de lograr el elusivo desarrollo y luego de varios periodos gubernamentales descubrir que todos los integrantes de la nación tienen una carga de endeudamiento desproporcionada a sus fuerzas, y que esa carga ha sido contraída sin planes serios y sin resultados plausibles, digo que ello producirá una reacción social en contra de quienes a juicio del pueblo son los responsables y beneficiarios del fracaso nacional.
      Cuando adicionalmente se mezclan ingredientes raciales, de diferencia de nivel socio-económico, de dominación tradicional de unos grupos sobre ostros, etc., el resultado será un enfrentamiento de carácter socio-racial de muy largo desarrollo y de resultados imprevisibles.
      4. El Pacto Social
      Hemos visto como, paulatinamente, una sociedad va delineando en el tiempo las motivaciones de su vivir conjunto, hemos entendido que los objetivos deben retratar los anhelos y los intereses del grupo para que ello conduzca a todos los miembros de esa sociedad hacia lo deseado; entendemos ahora que cada individuo, en el tránsito de su propio rol, debe buscar la obtención del resultado fijado por la sociedad en su conjunto si realmente forma parte del cuerpo social y desea su permanencia en el tiempo y el espacio.
      La última afirmación es importante en tanto y en cuanto sugiere la existencia de un tiempo común de la sociedad y también un espacio común. El tiempo común es descrito por la Historia y la tradición del conjunto social y el especio común es el territorio que ocupa.
      Ambos. Historia y Territorio son propiedad común al que todos y cada uno de los integrantes de la sociedad tenemos derecho irrenunciable; ante el tiempo y la historia no hay ni puede haber secretos, ante el medio geográfico no hay ni puede haber pactos ni acuerdos desconocidos, ante la riqueza común no debe haber exclusiones, ante el dolor, pobreza, ignorancia, enfermedad no debe haber privilegios.
      Está dicho que cualquier asuntó que soslaye el interés de una parte de la sociedad se aleja del objetivo primero que es el bienestar general, en tal caso o se renuncia al asunto en discusión o se precipita a la sociedad hacia una crisis de identidad.
      5. La Constitución
      Estamos pues frente a una disyuntiva conceptual de la mayor importancia, frente a una cuestión de IDENTIDAD SOCIAL, al hecho que una asociación de seres humanos define su identidad y los limites de ella en función de intereses y objetivos frente a los cuales los individuos y los grupos expresan su acuerdo tácito en unos casos, explicito en otros.
      Este es el PACTO SOCIAL y en muchas naciones ese Pacto está especificado en un instrumento, fuente de toda ley, conocido como Constitución Política.
      Sin embargo, este instrumento es limitado y pasible de interpretaciones diversas, manipulada unas, de buena voluntad otras. Por esa razón y para casos de discrepancia toda sociedad establece una infraestructura institucional que vigila los límites y perfiles del ordenamiento jurídico, y la aplicación y el cumplimiento de la ley.
      En el tiempo la formación de grupos de poder o núcleos de influencia tienden a deformar este ordenamiento con grave perjuicio para los grupos más débiles.
      La institucionalización de estas desigualdades lleva al cuerpo social hacia la descomposición por diversas vías y en el extremo a la disolución de la sociedad. Normalmente esta disolución llega precedida por una grave crisis seguida por un estado de debilidad endémico que deja inerme al organismo social frente a ostros más vigorosos.
      No debe olvidarse que la naciente del problema estriba, normalmente, en la deformación del Pacto en beneficio de individuos o grupos que orientan la fuerza de trabajo o los bienes comunes hacia sus propios intereses. La reacción inarmónica del cuerpo social no debe engañar al analista pues la complejidad de la sociedad no le permite galvanizar en poco tiempo y espacio una acción coordinada. Debe tenerse en cuenta que si el cuerpo social se mueve con lentitud e entercia retardataria en el inicio de la acción de respuesta, también y por los mismos motivos su reacción a acciones correctivas será lenta, con dificultades de inercia de desaceleración, la normalización social será larga con acciones aparentemente inconexas. Esta realidad inherente a la naturaleza del cuerpo social, que será mayor cuanto más compleja sea la sociedad, debe ser tomada en cuenta por quienes dedican su acción y trabajo a servirla, y también por aquellos que pretenden servirse de ella como de un instrumento.
      Las sociedades frustradas suelen reaccionar en forma violenta y ciega …en apariencia!
      Lo evidente e histórico es que, cuando las masas rompen el pacto social lo hacen para recobrar el bienestar y que este sea común a toda la sociedad que es, al fin de cuentas, el motivo que da sustento moral y razón de ser al pacto. La deformación totalitaria es producto de la influencia de grupos con afán de sustituir la estructura de poder anterior por otra propia. Estos grupos manipulan el descontento de las masas, generado por sistemas injustos, y conducen las reivindicaciones por senderos de incomprensión.
      B. EL PACTO SOCIAL EN EL PERU
      El proceso Social Incaico fue profundamente alterado cuando Pizarro en nombre del Rey de España tomo posesión de estas tierras, la sociedad comunitaria y primitiva regida por un emperador que sustentaba su dominio en el sutil equilibrio logrado entre la legislación paternalista incaica y una elite férreamente sujeta a esa misma legislación, se enfrento a un aparato militar que llevaba en si la carga y la experiencia de muchos siglos de competencia entre razas y pueblos y en esa lucha sucumbió.
      Pronto, vía matrimonios, los españoles y las ñustas de más rancio abolengo ratificaron la conquista y los descendientes tomaron para si los retos del imperio rompiendo la lealtad a su ancestro Incaico, y se declararon a favor de la lejana España en tanto mantenían privilegios sin obligaciones o con supuestas obligaciones imposibles de control.
      La Labor de Toribio de Mogrovejo (Santo), tiene valor de testimonio frente a la forma en que Encomiendas, Mitas y todo tipo de estructuras de explotación se instalaron a contrapelo del mandato real español y de la legislación Incaica, tomando de esta la apariencia y de aquel la legalidad formal.
      Cientos de tribus y grupos étnicos ajenos a la elite incaica fueron simplemente ignorados y su defensa fue desaparecer de la historia oficial. El Virreinato ratifica ese estado de cosas y las correcciones se detienen en lo formal.
      La infraestructura de comunicación vial, detenida en su desarrollo Incaico a la llegada del conquistador, favorece el aislamiento de las regiones. Esa favorable cortina de humo esconde la pavorosa explotación a los ojos de un mundo oficial ignorante e incapaz, por propia voluntad.
      El Perú Virreinal ayudó a reconstruir una Europa arruinada por siglos de guerra, le dio la riqueza para erigir sus mejores palacios y monumentos, entregó su germoplasma sin límites para alimentar al mundo de ese tiempo , de ayer hoy y mañana, y mientras lo daba todo no recibió sino migajas que en manos de élites ignorantes, ambiciosas, y sin visión de futuro las devolvieron a su viejo mundo para tener la seguridad del retorno en clara demostración y aceptación de culpa e inseguridad de pertenecía.
      La independencia política del imperio español no altera, sin embargo, la relación de dependencia económica y sólo sustituye al dueño, surge Inglaterra en el horizonte de la historia sin otro título que su voracidad, su prepotencia, su astucia y su fuerza.
      El Siglo XX encuentra al Perú postrado por la Guerra del Pacifico que fue propiciada e incentivada por Inglaterra para disfrutar de las riquezas del salitre y del guano, pero también para destruir en la base el primer brote de personalidad nacional en estas costas. No podía el novel amo heredero permitir que una nación con personalidad propia, con historia milenaria, consciente de sus intereses y potencialidades liderara un proceso latinoamericano de identificación que pusiera en peligro el dominio ingles sobre la riqueza material de América. El proceso de explotación se hace evidente en cada uno de los campos de la vida económica del Perú.
      El convidado de piedra en este proceso de sustitución de dominaciones es la parte del pueblo peruano que, constituido por cientos de etnias diversas, no encuentra forma y modo de expresión unánime, de fijación de intereses comunes, de razones de lealtad, y como es lógico es avasallado por quienquiera que llega con alguna nueva idea, con algún contacto interesante en el mercado mundial, con un now-how obsoleto.
      El tiempo pasa y la absurda urbanización concentra muchedumbres en espacios ecológicos insuficientes, nacen así las macrociudades de hoy a costa de pobreza, suciedad, desempleo, comercio ambulatorio y otros males, y en este caos descubrimos con sorpresa que no hay pacto social. Nadie se siente obligado a nivel nacional, descubrimos que la solidaridad ni siquiera llega a límites de distrito.
      La institucionalidad es atacada por derechas en tanto sienten peligrar sus bancos, sus propiedades, sus prebendas y no hay límite a la reacción para mantener incólumes las posibilitadas de exportar capitales sin tasa ni medida; no hay límites a la reacción para mantener la propiedad de los medios y sus resortes de poder.
      Pero también, la institucionalidad es atacada por izquierdas en tanto perciben la oportunidad de destruir el sistema a fin de capturar el poder y todo aquello que pueda sustraerse a la derecha y sustituirla, más que como una vía de justicia que lleve al Pacto Social y a la responsabilidad compartida.
      Descubrimos con sorpresa que luego de casi 500 años el Perú no constituye aun nación aunque funciona aparentemente como Estado. No es Nación en tanto no ha logrado ser Comunidad de destino en lo universal como la definió J. A. Primo de Rivero, no lo es, en tanto no ha logrado una Personalidad, una disposición natural objetiva como grupo, como sociedad.
      1. Vialidad de Obstáculo a Objetivo Nacional
      Un inconveniente para el logro de la formación de nación está ligado a la característica geográfica de nuestro territorio puesto que ella dificulta la integración física, cultural y económica con grave perjuicio a los intentos de unificación de objetivos nacionales que contribuirían a la formación de la personalidad nacional.
      Esta constatación lleva a que un objetivo nacional en sí mismo es la integración física que se logra, entre otras formas, a través de una apropiada infraestructura vial. Para ello es natural que los medios sean obtenidos del trueque entre productos naturales extraídos del territorio que servirá la vía, y dicha infraestructura priorizada.
      Pero el primer aspecto a contemplar es constatar si la infraestructura preexistente satisface las necesidades actuales y las futuras, a esta respecto debemos aceptar que el Perú tiene uno de los sistemas viales peor adaptados a su propia necesidad en el mundo, es insuficiente, de un alto costo de mantenimiento, ineficiente y de baja densidad de carga, pues se basa mayormente en carreteras, y vehicules motorizados con alto índice de consumo energético vs. Baja capacidad de carga.
      Por otro lado, en caso de emergencias de cualquier género, nuestro sistema vial no será confiable pues está largamente demostrado que las carreteras se interrumpen todos los años en varios periodos. Por propia experiencia puedo afirmar que el viaje en ómnibus de pasajeros, desde Pucallpa a Lima, en buenas condiciones climáticas demora normalmente 24 horas (la distancia es de 800 kilómetros escasos), si a esto se sumara algún desastre geográfico-sísmico-ecológico, la población de esa zona amazónica quedaría a merced de sus propias fuerzas por un tiempo difícil de prever salvo el ineficiente y caro auxilio aéreo sujeto a las limitaciones de su propia naturaleza.
      En caso de amenaza bélica externa nuestro sistema vial es así mismo ineficaz, no vale aquí hacer precisiones sin embargo podemos asegurar que todos nuestros vecinos tienen mejor conminación vial con sus zonas de fronteras y límites con el Perú.
      El importante anotar que en todo este proceso de transformación de política vial las grandes empresas explotadoras, de los productos mineros y otros de carácter extractivo, trataron de invertir lo menos posible en infraestructura para minimizar costos y aumentar las ganancias. Otro aspecto del mismo problema es que siempre que les fue posible explotaron los bienes buscando la optimización extractiva, esto se ve en los Centros Mineros cuando la mina se explota en forma selectiva , en los asientos forestales cuando se sobreexplota el bosque cercano al medio de transporte, o a la orilla del río, etc.
      Una transformación del concepto de vialidad deberá pasar por la incorporación de categorías nuevas en los contratos de concesión a empresas y particulares pero también a los estatales en el sentido de incluir en los contratos las inversiones de infraestructura como parte de la obligación empresarial, esto puede considerarse en el sentido de devolver a la naturaleza parte de la riqueza que le es extraída para facilitar los tratamientos ecológicos que sea preciso aplicar en busca de la recuperación y mantenimiento de los recursos y el equilibrio.
      2. La Reivindicación de Derechos como Obstáculo Nacional
      Debe anotarse sin embargo que los accidentes geográficos, siendo enormes en el Perú, no son mayores que los problemas sociales que hicieron crisis en las décadas del 70 y 80. La sumisión fue sustituida por la toma generalizada de conciencia y en especial del derecho individual, estos sentimientos desbordaron el cauce normal de una convivencia pacífica y respetuosa del derecho ajeno y alimentaron reivindicaciones desmesuradas respecto de las posibilidades nacionales, unas veces por sobrevaloración otras por deseo de imposibilitar el acuerdo y desestabilizar el sistema con fines no siempre claros y distintos.
      3. La Deslealtad Social como Institución
      La sociedad peruana formada, por estratos independientes entre si, sobredimensionó las diferencias en la escala de valores de la riqueza, la figuración social, el triunfo. Quien disponía en su árbol genealógico de un advenedizo de reciente arribo con apellido de resonancia extranjero creía en su cercanía a la cumbre social como en un dogma de fe.
      Este subconsciente nacional condujo a nuestra > a renegar de su ancestro indígena, a no sentirse vinculada al destino de la mayoría.
      La despectiva actitud hacia lo autóctono decanto odio social a través de los siglos en vez de contribuir a la homogenización social, y fue usada como herramienta por quienes llegaron después de Pizarro para introducirse socialmente primero, y liderar o incorporarse al liderazgo desde una falsa posición de superioridad ajena a toda consciencia de lealtad social.
      Núcleos de poder se afincaron en las diferentes ciudades peruanas, y desde ellas se han sucedido en el comando en un proceso sangriento a veces, de componenda otras, pero prescindiendo casi siempre del interés general en beneficio del interés propio y del grupo de poder dominante.
      La deslealtad así institucionalizada llevo poco a poco a la aparición y reforzamiento de dos corrientes de dinámica social.
      La Primera condujo inicialmente a las elites de la capital y de las provincias a concentrar los bienes en Lima, produciendo acumulación de capitales y servicios. Este fenómeno obligo al traslado paulatino de las > a la capital de la república, para ser seguidas después por una abigarrada clase media provinciana migrante, este proceso rompió el precario sistema económico provinciano pues lo privó de sus consumidores de bienes y servicios.
      Rota la frágil estructura económica los primeros migrantes, y los dueños de los medios de producción provinciana (minas, predios agrarios, etc.) que conservaron sus derechos de propiedad, establecieron fuertes vínculos con la sociedad limeña y, de ese modo, se convirtieron en el primer eslabón de la cadena de explotación.
      La segunda corriente es la que se origina en el estrato social desheredado, en el componente humano que en la provincia fue el productor de bienes y servicios primarios que ofertaba y vendía al declinante grupo de > y clase media local. Este núcleo de productores quedó sin mercado por ausencia de su clientela natural y cayó, a su vez, en la necesidad de migrar a zonas de crecimiento económico donde a falta de trabajo artesanal encontraría mercados de trabajo dependiente más o menos estables.
      La migración de la oligarquía y clase media provincianas introduce como fenómenos colaterales la aparición de transnacionales y los primeros reclamos de reforma agraria.
      Los dueños de tierras de provincias truecan, a veces, sus propiedades por dólares contantes y sonantes de empresas agrícolas (Casagrande, Pomalca y Otras) o de empresas mineras (Cerro de Pasco Cooper Co., Southern Cooper Co. y otras) cuya característica común es la introducción de sistemas de explotación ajenos a la tradición, y que aunque en apariencia pagan mejores salarios, en realidad rompen con el entorno económico sin dar la contrapartida de igualdad al medio económico de procedencia de la transnacional.
      En otras palabras, la transnacional solo viene al Perú atraída por costos operativos diferenciales favorables ofrecidos por el entorno medioeval peruano. La autoridad local ejerce su función con parcialidad libertina, impide, demora y dificulta las reivindicaciones de los trabajadores, ignorando los derechos de los pobladores de zonas brutalmente afectadas por destrucción ecológica. Trabajadores y comuneros se encuentran inermes y abandonados, mientras el lejano Estado solo piensa en el beneficio inmediato del contrato transnacional que permitirá balancear el próximo presupuesto limeñamente centralista.
      Este estado de cosas induce en la provincia la creciente necesidad de una solución y renace el reclamo por la tierra, el grito por la Reforma Agraria, para devolver a la tierra su valor social.
      Esta era la realidad del Perú hacia el año 1950, ya el daño era casi irreversible.
      C. URBANISMO O LA REFORMA AGRARIA DERROTADA
      La creciente presión de partidos políticos y grupos sociales lograron orientar la conciencia nacional hacia la necesidad de reformar la tenencia de la tierra, con ello se busco redistribuir riqueza y fijar al hombre en la tierra. Por otro lado la evidente diferencia de desarrollo entre la capital y la provincia hacía necesario reforzar la lealtad provinciana por el terruño para combatir la creciente masa de migrantes que se insinuaba en las ciudades principales. Los Poderosos terratenientes no aceptaron inactivos este requerimiento socio-económico reivindicativo, y en una brillante defensa escalonada digna del mejor estratega militar, minimizaron el efecto confiscatorio de la reforma a través de los sucesivos gobiernos de Odría, Prado en su segundo período, Junta Militar y primer gobierno de Belaúnde.
      No podían sin embargo ignorar que el signo de los tiempos conducía irreversible a la eliminación del latifundio como fenómeno de tenencia y buscaron desesperadamente un sistema que lograra limitar el daño que, como individuos primero y como clase después, los afectaría al entrar en vigencia la Reforma Agraria.
      El sistema que encontraron fue la “urbanización” incontrolada de los campos agrícolas que rodeaban las principales ciudades peruanas. En el brevísimo tiempo de dos generaciones convirtieron esas pequeñas ciudades semi-rurales en la infame acumulación de fierro y cemento de hoy.
      En 1940 Lima estaba circundada por un apropiado y suficiente entorno rural de unas 63,000 Has. De terreno agrícola, el necesario balance hidráulico se mantenía a costa de tres pequeños ríos, (Chillón al Norte, Rímac al centro, y Lurín al Sur) estas tres venas de agua eran suficientes para el agro, la producción eléctrica, la industria y el saneamiento. En ese año los habitantes de la capital eran 520,528, y no fueron capaces de entender que se estaba iniciando la destrucción de sus terrenos agrícolas. Luego esa estrategia se proyectaría a todo el territorio nacional.
      En 1948, las elecciones obligaron a la Oligarquía tradicional a pactar con la izquierda (APRA) y asumió el gobierno el Dr. José Luis Bustamante y Rivero. No escapó a la percepción de los magnates de la época el peligro que se cernía sobre sus bienes y propiedades y, aun cuando la fuerza en sus manos era enorme, comprendieron que el signo de la post-guerra traería vientos socialistas.
      El Perú de esa época era rural y la tierra estaba en manos de yanaconas, arrendires y comunidades indígenas que vivían atados al campo que trabajaban. El producto de ese trabajo era para lejanos dueños, representados por capataces y administradores. El activismo político dijo a esos agricultores de pico y lampa, que la reforma agraria los haría dueños de la tierra que trabajaban.
      1.- Si no puedes vencer al enemigo, únete a él.
      De producirse la reforma tal como fue planteada, hubiera alterado para siempre el panorama socio-económico peruano. Ante el peligro los latifundistas adoptaron una doble defensa.
      -Manipular en el campo legal a través de discusiones bizantinas sobre dimensión de los lotes no-afectables, dimensión de los lotes posibles de afectar en cada región del territorio, capacidad técnica exigible a los posibles adjudicatarios, valores de producción y productividad y a base de esos datos proponer razones adicionales para zonas o negociaciones agrarias no afectables, etc.
      Para lograr que los argumentos tuvieran eco apropiado, multiplicaron al infinito las instancias, asumieron papeles parlamentarios, se apoyaron en la prensa escrita, hablada y visual, y con estos métodos ganaron un tiempo precioso que extendió el proceso a través de los gobiernos de Bustamante, Odría, Prado en su segundo mandato, el Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada y el Primer mandato del Arquitecto Belaúnde. El tiempo ganado permitió poner en marcha la segunda y más importante parte del plan de defensa del statu-quo.
      -Era necesario cambiarlo todo para que nada cambiara. Esta segunda acción es la verdadera derrota de los movimientos de reivindicación socio-económica y la derrota de la reforma agraria que cambió para siempre la faz del Perú.
      Apoyados en el poder político los latifundistas principales, aquellos poseedores de las tierras más ricas de la costa y más cercanas a las ciudades principales, impusieron el “cambio de uso de la tierra”. Esta, les permitió vender aceleradamente enorme cantidad de lotes urbanos a una cada vez mayor y más ávida multitud de compradores encandilados por el doble efecto del crédito fácil y largo. La impactante propaganda fue a través de medios de difusión felices de aliarse en la cruzada por la destrucción de la tierra agrícola en Lima, Arequipa, Trujillo, Cuzco y otras.
      2.- El Crédito Urbano.
      · El crédito urbano fue fácil porque no representaba nada, la enorme plusvalía compensaba cualquier pérdida por las ventas a “largo plazo” y por otro lado el crédito generó su propia utilidad.
      · La sorprendente facilidad para obtener el lote de ensueño en la ciudad líder se difundió como reguero de pólvora por el Perú y todo aquel que poseía un pequeño ahorro lo invirtió candorosamente en la compra de su pequeño lote, y luego en la erección de la casita deseada.
      · La ciudad creció aceleradamente y quien más quien menos batió palmas convencido que el prematuro gigantismo era preludio y signo de riqueza, nadie y mucho menos los alcaldes dieron la menor importancia al hecho que del 1940 al 1961, la población crecía a la enorme tasa de 4.35% al año, y que esta tasa subió a 5.0% en la década de 1962-1972. y que, en consecuencia, la población de Lima subió de 645,000 habitantes en 1940 a 3’039,800 en 1970. Nadie se percató de ello excepto el limeño tradicional, el usuario de ómnibus y tranvías, el aficionado a los cines del centro, los que habían de acudir a los hospitales públicos o las asistencias públicas, aquellos que llevaban a sus hijos a algún colegio del estado, todos ellos vieron con desagrado el deterioro de bienes y servicios y las cada vez más atestadas calles de su ciudad. Este mismo limeño criticó con dureza el incremento de la venta ambulatoria que lo asediaba en cada esquina con sus productos de mala calidad, y sin embargo la toleró hasta convertirla con el tiempo en el admitido comercio de mercaderías robadas de hoy.
      · En esos años las urbanizaciones crecieron como hongos, las hubo para todos los gustos y para todos los bolsillos, de lotes grandes, medianos y pequeños, las hubo cerca del centro de Lima, en los pagos “Miraflorinos”, en los terrenos que alguna vez fueron el primer aeropuerto del Perú, se extendieron en las dos riberas del Rímac para llegar con el tiempo hasta Chosica, acabaron con los campos de cultivo y los establos de Maranga, se extendieron hasta Puente Piedra para, desde la cumbre avizorar Ancón, al Sur invadieron los arenales y llegaron hasta Pachacamac, Lurín y todas las playas, secaron los humedales de Chorrillos. Se habilitaron urbanizaciones rústicas, semi-rústicas, urbanas, con todos los servicios, sin desagüe, y a veces con promesa de instalar agua, se respetó el trazo de las calles colindantes o se planearon las calles y avenidas con el objeto de obtener el mayor número de lotes aunque eso preparó futuros conflictos, mayores costos de mantenimiento y reparaciones, en suma se convirtieron y ocuparon las 29,000 has. de tierra de cultivo que hubo en 1948.
      · La industria de la construcción creció sin límites, el dinero de todo el Perú fluyó incontenible a las arcas de grandes consorcios que levantaron barrios enteros de edificios multifamiliares. En esos tiempos el Presidente del Perú era arquitecto, y nada menos que el promotor de las grandes unidades vecinales. Era un jolgorio de construcciones en el que todos querían tomar parte.
      · La industria del cemento creció también y los fabricantes de sanitarios, ladrilleras, grifería, tubos para agua y circuitos eléctricos, y muchos otros disfrutaron del boom expansivo, sin planes ni control.
      · La fuerza centrípeta de este gigantesco embudo de succión engulló gente ávida de trabajo desde todos los rincones, los agricultores abandonaron sus duros campos serranos y llegaron en tropel a disfrutar de la amable calidez limeña, plantaron una lánguida banderita peruana de “papel cometa” en la cumbre de su covacha de esteras y con el alba hicieron el largo camino a la construcción en que trabajaban sus primos para engancharse.
      Así se incrementó la población de Lima mientras muchas de las provincias se despoblaban. A nadie le importó, el Perú crecía en lo económico, y había trabajo, ¿quien podía quejarse?
      Sin embargo pocos vieron que al frustrarse la reforma agraria se rompió también el pacto social y surgieron los movimientos guerrilleros de la década del sesenta. Luís de la Puente Uceda, fue derrotado y muerto en Mesa Pelada y el frívolo “todo Lima” lo comentó con ligereza festiva y aplaudió su rápida y aplastante derrota. Lloró compungido al amigo, al poeta, al compañero del Markham, al de la Universidad Católica, pero repudió sin atenuantes al iluso Javier Heraud guerrillero, muerto en Puerto Maldonado.
      Mientras, los individuos del otro extremo del espectro percibían con claridad meridiana que su condición de “persona con derechos fundamentales” era burlada por quienes detentaban el poder y todos sus resortes. Se sintieron engañados cuando escuchaban declaraciones públicas de reconocimiento, sus mentes rechazaron todo raciocinio a favor o en contra del statu-quo pero impotentes se refugiaron en el fatalismo ancestral y miraron pasivos la lucha que se iniciaba.
      Es importante sin embargo leer, en palabras del derrotado, parte de la interpretación de los hechos políticos que motivaron su aventurada acción subversiva.
      En el documento intitulado “Nuestra Posición”, publicado por el MIR en 1964, se sostiene:
      “hasta entonces, el imperialismo … -que en todo esto es el gran componedor- se había apoyado para resguardar sus intereses sobre sus cómplices más naturales: la oligarquía latifundista y la gran burguesía……
      El imperialismo se ha alarmado y ha querido cambiar de puntos de apoyo. Este imperialismo alarmado es el “Kennedismo”. Este aceptó apoyarse más decididamente en otros sectores también poderosos de la burguesía y en algunos sectores no latifundistas vinculados a la tierra. Sobre estas bases el propósito era construir una democracia representativa capaz de llevar a cabo la soñada revolución pacífica, con abundante crédito del exterior y con sacrificio parcial de la oligarquía, imponiéndole aunque no sea más que un remedo de Reforma Agraria.
      Desplazada del ejecutivo, la oligarquía comenzó a organizar su defensa. No le fue difícil lograrlo, alquilando y reconciliando viejos traidores. Ahora la tenemos en el Parlamento, dominándolo a través de esa "cópula contra natura" que es la Coalición APRA-UNO. Así la tenemos intransigente y no dejándose tocar uno de sus cabellos.
      …el sector del imperialismo -el más fuerte por ser el mas consecuente con la naturaleza agresiva del mismo- que no está dispuesto a hacer ninguna concesión; que le mezquina los créditos a la Alianza para el Progreso… que prefiere seguir apoyándose en las antiguas oligarquías; que confía mas en las dictaduras militares y que no acepta, por supuesto, ni siquiera un decoroso arreglo sobre el petróleo de la Brea y Pariñas. De este sector reciben sus consignas el APRA y la UNO. …. Como tales colaboran también en privar al gobierno de sus bases fundamentales: los créditos. Para ello no trepidan en hacerlo sospechoso de comunismo”
      CAPITULO II
      A. LA PLUSVALIA
      El proceso de urbanización acelerada de los campos de cultivo que rodeaban Lima y otras ciudades de la república sucede entre los años 1948 y 1980, en ese lapso se produce el “cambio de uso de tierras” más grande que haya habido en el Perú. Este proceso se llevó a cabo sin regulación, sin estudio municipal o estatal que fijara o fiscalizara el precio de la tierra convertida de agraria a urbana. Se permitió a los latifundistas interrumpir los cultivos, trazar calles y avenidas, enterrar tuberías de distribución de agua y colectores de aguas servidas, ductos de líneas telefónicas, y todo ello sin un estudio previo ni ley o bando municipal de expansión urbana, en lo que podría catalogarse como el mayor complot entre el latifundismo y los sucesivos gobiernos municipales y nacionales contra los pobladores de las ciudades. Se dejó al libre juego de la oferta y demanda la fijación de precios de esos imprescindibles terrenos agrícolas. Así mismo el proceso urbanizador frustró a los posibles beneficiarios de de la reforma agraria con derecho a esos terrenos, y la clase media fue alienada encandilándola con la utopía del terrenito propio. El tiempo ha descorrido el velo.
      Desde una concepción capitalista, es evidente que el terreno agrícola es básico para la producción de alimentos, en consecuencia su precio se eleva en la medida que facilita esa misión, y los agricultores que lo poseen son beneficiados por la cercanía a los centros de consumo. De esta realidad surge el hecho que los terrenos del Alfoz limeño (ALFOZ.- 1. Distrito con diferentes pueblos que forman una jurisdicción.// 3. En Marruecos, distrito, alrededores) son parte integral de la ciudad capital y sus distritos, al igual que en todas las ciudades de la república. La concentración de la propiedad, vía matrimonios, compra-venta, o cualquier otro método ocurrido a través del tiempo, agrandó los predios pero no cambió su realidad. En otras palabras esos terrenos seguían constituyendo el Alfoz de las ciudades cuando en 1948 se inició el proceso de urbanización.
      El cambio de uso de la tierra fue pedido por los propietarios y autorizado por los gobiernos centrales, desde Manuel A. Odría hasta Belaúnde en su segundo período, pasando ¡OH! sorpresa, por el gobierno revolucionario y socialista de Juan Velasco Alvarado que hizo de la reforma agraria una de sus banderas.
      Frente a ese caos las autoridades municipales se plegaron sin opinión, sin entender que las ciudades en las que fueron elegidos, son organismos vivos que requieren mantener equilibrado su proceso de crecimiento con el entorno ecológico. No entendieron y aun ignoran que al romperse el equilibrio, la ciudad se enferma y deforma monstruosamente, y el costo de vivir en ella se hace cada vez más oneroso.
      Esto, por supuesto, no quitó el sueño a los dueños metidos a corredores de terrenos pues su plan condujo a la salvación definitiva de su poder convirtiendo sus latifundios en masivas inversiones bancarias, lo que los convirtió en los dueños de los más importantes bancos del Perú.
      1. Un intento de cuantificación
      Los siguientes párrafos son un intento por analizar el resultado cuantitativo y cualitativo que la urbanización de los terrenos agrícolas de Lima produjo. Las cifras pueden discutirse, pero el proceso lógico en que se basan es apropiado, y es igualmente indiscutible que la plusvalía fue incautada por los terratenientes sin que ninguno de los actores del drama dirigiese un simple pensamiento al encarecimiento de la futura vida de los ciudadanos.
      Sobre un total de 255.9 mil hectáreas de superficie de la provincia, y teniendo en cuenta la existencia de cerros de la cordillera andina, arenales, tierras de baja calidad, caminos y otras áreas no cultivables, la ciudad de Lima y sus distritos tenían 62.9 mil hectáreas de tierra con valor real para efecto de producción agrícola.
      En estas condiciones, y para este estudio, se puede estimar que la producción de esas tierras estaría dentro de los siguientes promedios.
      Maíz 8,000 Kg./ha.
      Tomate 40,000 Kg./ha.
      El precio de mercado de consumo, por hectárea para esta producción y con dos cosechas anuales era:
      Maíz 8,000 Kg. x 1.8 USD/kg. x 2 = 28,800.00 USD
      Tomate 40,000 kg. x 1.7 USD/kg. x 2 = 136,800.00 USD
      Considerando que el precio de chacra es solo 35% del precio en el Mercado de consume, el agricultor recibía por Ha.
      Maíz 28,800.00 x 35% = 10,800.00 USD
      Tomate 136,800.00 x 35% = 47.600.00 USD
      Consideremos que la utilidad en chacra fuera de 20%
      Maíz 10,800.00 x 20% = 2,016.00 USD
      Tomate 47,000.00 x 20% = 9,520.00 US
      Como el terreno y el mercado mandan en el cultivo, decidamos arbitrariamente (para este estudio) que el valle de Lima tolera 50% de Tomate y 50% de maíz. La utilidad anual promedio por ha, bajo esas condiciones, era
      (2,016.00 + 9,520.00) / 2 = 5,768.00 USD
      Y en consecuencia, la utilidad anual de los valles Rímac, Chillón y Lurín fue
      5,768.00 x 62,949.5 = 362’090,716.00 USD
      UTILIDAD PROMEDIO ANUAL DEL VALLE DE LIMA CONSIDERANDO SOLO UN PORCENTAJE DE TIERRA UTIL EQUIVALENTE AL 75%



      Entre los años 1940 al 1994, la transformación de tierra agrícola a urbana en Lima, suprimió 42,640.5 has pero habilitó para uso urbano mucho terreno que no tenía características para cultivo aunque si para la construcción de edificios de vivienda y otros. Debe considerarse que por disposiciones municipales, el 20% de la tierra urbana debe reservarse para calles, parques, instalaciones y edificios públicos. Esta disposición se compensa con los terrenos no agrícolas incorporados. Resumiendo, la conversión permitió a los terratenientes la comercialización de 42,640.5 has.
      Esos terrenos fueron vendidos por metro cuadrado, a precios diferenciados debido a diversas razones vinculadas con: el valor dado por su cercanía o distancia al centro de la ciudad, la presencia o ausencia de los llamados “asentamientos humanos”, “pueblos jóvenes”, “barriadas”, u otros.
      Una aproximación a estas características está dada en el siguiente cuadro.


      (1) Superficie legal del distrito en hectáreas
      (2) Porcentaje útil para labor agrícola en 1940, y la superficie remanente para ese fin luego de descontar la tierra inútil por efecto de los accidentes geográficos (cerros, quebradas, etc.)
      (3) Precio aproximado, considerando diversos factores: distancia al centro de Lima, vías de comunicación, competitividad frente a otras áreas mejor situadas, etc.
      (4) Precio de la superficie agrícola remanente en 1940
      (5) Superficie urbanizada que en muchos casos es diferente a la superficie agrícola, debido a que se incorporó terrenos en cerros y quebradas no usadas previamente para la agricultura.
      (6) Precio promedio del metro cuadrado que rigió en la década de los años setenta.
      (7) Precio total de la superficie urbanizada, en miles de dólares de 1980
      (8) Utilidad obtenida por los urbanizadores sobre el precio ponderado de la tierra agrícola
      2. Agua
      En el cuadro precedente se puede constatar una diferencia de 20,000 hectáreas entre el remanente de 1940 y lo urbanizado hasta 1994, es necesario decir que esa diferencia no puede cultivarse porque está fraccionada en diversas áreas de la ciudad, el riego de ellas es imposible por falta de agua, y porque los dueños las mantienen en esa condición para futuras ventas. En realidad están ya urbanizadas a la espera de mayor demanda.
      El aforo de los tres ríos ha sido superado con creces por la demanda de la macrociudad, y serán los ciudadanos quienes tendrán que cargar con el costo de los macroproyectos para transvasar agua del río Mantaro (las aguas de este río pertenecen a la cuenca del Amazonas), construcción de lagunas de oxidación de las pampas de San Bartolo para reutilización de aguas servidas de la ciudad, o sistemas de evaporación de aguas oceánicas.
      3. La venta a plazos
      La venta a plazos, sujeta a intereses permanentemente actualizados a la tasa vigente en el sistema financiero, exigió a los compradores una cuota inicial que cubría con largueza el costo real además de todas las garantías posibles , y un plazo máximo de cinco años. El Estado, por su parte autorizó condiciones favorables para la conversión de los documentos presentados y con ello la venta a plazos fue convertida a Venta al Contado para los efectos de financiación de créditos en el país o el extranjero.
      Sería interesante verificar, cuanto de esa deuda fue transferida a la Deuda Externa Nacional, que en esos años creció desproporcionadamente y fue el origen de la desestabilización económica que arruinó al país entre 1970 a 1989.


      4. Cual fue el resultado para la ciudad?
      El crecimiento urbano benefició a los latifundistas, como hemos visto, con una plusvalía de 986.3%, incluidos los magros costos de precarios e insuficientes servicios, pero sin considerar los beneficios del negocio financiero colateral.
      En cambio el habitante de la ciudad ha visto multiplicarse por diez el precio de los productos agrícolas entre los años 1048 a 1990.
      La consecuencia lógica es que el proceso de urbanización dio a los latifundistas un beneficio equivalente a 100 años de labor agraria, y eso fue pagado por los habitantes de la ciudad. Los latifundistas, por su lado, solo pagaron los exiguos impuestos de ley (en el mejor de los casos).
      El ahorro nacional pasó de los habitantes a manos de grandes consorcios de terratenientes, a través de mutualistas de ahorro, cooperativas de crédito, banco de vivienda. Este enorme capital les sirvió para capturar el sistema bancario nacional, con lo que dejaron atrás la precariedad de su poder feudal agrario.
      5. Impacto de la Urbanización en los servicios urbano-ciudadanos.
      Frente a lo expuesto surge la pregunta: ¿Cuál fue la consecuencia del proceso urbanizador para los habitantes y las ciudades del Perú?
      El equilibrio urbano fue roto sin dar tiempo a una apropiada adecuación.
      Dada la característica geo-morfológica del Perú, ese equilibrio fue roto definitivamente. Las ciudades peruanas (especialmente las de la costa) florecieron en estrechos valles con ríos de estación, trayecto corto, y entorno agrícola pequeño. Pizarro escogió el valle del Rímac por ser uno de los más grandes y ricos pero la cuenca del río Rímac es poco mayor a los 5,000 kilómetros cuadrados, lo que es muy pequeño para la macro ciudad que hoy es Lima.
      Explosivo incremento de población


      El incremento de población, consecuencia del atípico y coyuntural aumento de oferta de trabajo, saturó el entorno de las ciudades con una abigarrada multitud que huía de las cuasi abandonadas provincias y plantando sus banderitas de papel habitaron covachas de esteras que, con esfuerzo descomunal, fueron convirtiendo en casitas familiares con servicios precarios de electricidad y saneamiento. Esos servicios llegaron a ellas a costa de adicionales esfuerzos que debió pagar la ciudad aumentando los impuestos prediales y el precio de los servicios municipales.
      Roto el equilibrio rural-urbano, la falta de infraestructura apropiada y suficiente se ha convertido en endémica.
      a Insuficiente cantidad de almacenes de víveres frescos y refrigerados.
      b Insuficiente sistema de transporte de personas, carga general, de víveres y cargas especiales.
      c Insuficientes servicios ciudadanos de saneamiento, comunicaciones, agua, electricidad.
      d Insuficiente número de escuelas, colegios, y academias especializadas.
      e Seguridad ciudadana deteriorada, e incremento de la delincuencia. Común.
      f Aparición de mercados informales para artículos de contrabando y reducción de artículos robados.
      g Terrorismo urbano llevado a cabo por Sendero Luminoso y el grupo subversivo Tupac Amaro (durante los años 1980 a 2000).
      h La fragilidad de Lima, frente a cualquier desastre natural o producido por cualquier otro factor, ha incrementado exponencialmente. (Terremoto, pandemia, ataque ecológico o químico)
      B. CONCLUSION
      La deformación teratológica de Lima y otras de las ciudades importantes del Perú, así como muchas otras en Latinoamérica es consecuencia del acelerado y no planeado proceso de urbanización de los terrenos agrícolas que rodearon esas ciudades. Esa teratología ha sido y es propiciada por los latifundistas y apoyada por los gobiernos centrales y municipales. La deformación teratológica es irreversible.

      * Datos Demográficos correspondientes a Lima Metropolitana.- Fuente: Dirección Municipal Administrativa – Dirección General de Planificación – Oficina de Estadística e Informática. – Abril 1994