LOS 4000 DE CUBA
Confieso que mis conocimientos sobre
Cuba fueron muy pobres hasta mi llegada a Florida el 2000. En mis años
escolares, en el Colegio de La Salle de Lima, los temas históricos o culturales
ajenos al Perú y a Sudamérica ocupaban un pequeño espacio curricular mayormente
dedicado a Europa por su innegable influencia cultural y algo menos a EE. UU
por su expansión territorial, aplastante protagonismo en las guerras mundiales
y poder económico-militar. Del Caribe y Centro América se hablaba muy poco y en
ese ámbito México imponía
su pasado, el intento imperial napoleónico, y una fuerte corriente cultural-artística grata a los peruanos.
Algunos chispazos cubanos llegaron,
para mí, a través de las canciones ‘habaneras’ que gustaban a mi madre, luego
la Conga que alborotó Lima en la primera mitad de los 40 con su endiablado
ritmo del ‘un . dos . tres que paso más ch♪vere’, el simpático Tres Patines y
su estrambótica corte, y Pérez Prado que alegró mis pasos de baile iniciales. Muchos
años después, cuando llegué a Florida, aprendí que ‘El Care Foca’ nos engañó a todos diciendo que él fue
inventor del Mambo, al menos eso dijeron los cubanos del exilio. ¿A quién
creer?
Tuve otro atisbo de Cuba cuando, en
mis años de Escuela, hube de llevar muchos ‘Mensajes a García’. La primera vez
que recibí el encargo me quedé en la luna, sabía que tenía que hacer algo pero
no tenía los elementos. Un compañero, que repetía el año, me explicó que el
asunto era de responsabilidad mía, debía encontrar lo necesario y cumplir la
orden usando iniciativa e inventiva. La referencia al tal García quedó flotando
en mi mente por largo tiempo, solo llegué a entenderla cuando me relataron que
en la guerra de independencia cubana un soldado americano llevó a Cuba, para el
general García, un mensaje del Presidente de EEUU relacionado con la luchaba
contra el Imperio Español. El sujeto llegó a la isla en una pequeña embarcación,
desembarcó en tierra hostil, recorrió territorios desconocidos y sin más que su
persistencia e iniciativa, encontró a García, entregó el mensaje, regresó a la
costa y a su tierra habiendo cumplido la misión. Al poco tiempo llegó a la
bahía de la Habana el acorazado ‘USS Maine’ y sufrió el atentado dinamitero que
lo hundió causando la muerte de más de 200 tripulantes. Este hecho fue usado
como pretexto para la guerra Hispano-Americana que marcó, con el triunfo
americano, la desaparición del tres veces centenario Imperio Español.
Cursaba yo el tercer año de escuela cuando, en 1956,
se inició la revolución cubana. Fidel Castro llegó al poder en enero
de 1959 evidentemente apoyado por EEUU. Todos creímos que Cuba sería el quincuagésimo primero Estado de la
Unión o por lo menos adoptaría un status similar a Puerto Rico, era imposible
imaginar lo que vino luego. La crisis de los misiles rusos puso al mundo en
peligro de guerra total pero fue superada y se inició el largo statu-quo que
tuvo un punto de inflexión de corto tiempo con el Presidente Carter para
continuar sin cambios hasta nuestros días.
En el año 1980 el problema cubano tocó directamente al Perú de forma
inesperada y sorprendente. Una incontenible avalancha de más de 10,000 seres
humanos invadió nuestra embajada en La Habana creando un conflicto diplomático
que se solucionó a medias luego de muchos días, incontables negociaciones,
buenos oficios de varias naciones y
asignación de visas humanitarias aceptadas por terceros países que se
repartieron a los refugiados que quedaban en la embajada. Con las visas se
inició al éxodo de refugiados en múltiples direcciones y hacia varios países, pero
cuyo destino deseado y final era EEUU.
De los diez mil iniciales, llegaron al Perú alrededor de 800 a los que
se brindó el apoyo que nuestro país estaba en condiciones de dar. De primera
intención fueron alojados en el parque urbano ‘Túpac Amaru’, allí pasaron
largos meses amparados por Caritas de la Iglesia Católica y agencias internacionales
varias mientras la diplomacia peruana argüía con EEUU por visas que los
llevaran al destino deseado, MIAMI. La larguísima negociación hizo
imprescindible reubicarlos. Con donaciones internacionales se edificó alojamientos
permanentes en Pachacamac al sur de la capital, que naturalmente estuvieron y
están sometidas a las limitaciones ambientales y de servicios que deben
soportar quienes viven en el entorno desértico de la capital Peruana. La persistente
pugna diplomática redujo lentamente el número; hoy los refugiados que aún
quedan en tierra peruana son cerca de un centenar que forzosamente han debido
adaptar su vida al estilo peruano, casi olvidados por el exilio miamense.
El acercamiento cubano-americano propiciado por el Papa Francisco, este
año 2015, e iniciado entre el Presidente Barack Obama y Raúl Castro ha
despertado una reacción totalmente adversa entre los dirigentes cubanos del
exilio, todos los medios de comunicación afines a esa dirigencia consumen la
totalidad de sus tiempos políticos y también comerciales en criticar y oponerse
a cualquier forma de solución que conduzca a la recomposición de relaciones
entre las dos naciones, los congresistas cubano-americanos de Washington usan
de todo su poder para obstaculizar cualquier forma de entendimiento.
Como observador desinteresado me he preguntado más de una vez, durante
estos largos años, si detrás de esa actitud se esconden intereses superiores a
la creciente necesidad de más de treinta millones de seres humanos que
requieren reconectarse al mundo por encima de rencillas subalternas, celos
trasnochados e intereses inconfesables.
Una vez más declaro que mi conocimiento sobre la isla caribeña es
limitado y las opiniones aquí expuestas solo comprometen mi capacidad humana de
errar; pero, a pesar de ello, distingo asuntos que deseo exponer y que a mi
juicio tienen relación directa en unos casos, o indirecta en otros con el
problema que enfrentan más de 4000 seres humanos en la frontera de Costa Rica
con Nicaragua.
a.- El movimiento migratorio de tiempos de Colón hasta el siglo XVIII, hispano,
anglosajón y de otras etnias europeas, enfrentó las primitivas culturas del
Nuevo Mundo contra naciones que por siglos habían heredado o se apropiaron y depuraron
técnicas político-guerreras y de fabricación de armas quince siglos más
adelantadas al desarrollo tribal, como el caso de los indígenas de Norte
América, o imperial, como el de los Incas o Aztecas que solo habían llegado a técnicas
bélicas, políticas y armas equiparables a la honda que el Rey David usó para
derrotar a Goliat. Esa abusiva ventaja autorizó a los invasores a sentirse
superiores, a menospreciar a los aborígenes y a apropiarse de las riquezas
naturales y culturales sin nada a cambio.
b.- La independencia de las 13 colonias anglosajonas desató un movimiento
de emulación conducente a la liberación de Latinoamérica pero, por carencia de
riquezas y una posición geográfica cercana al poder imperial español. El movimiento
revolucionario dejó los territorios insulares del Caribe bajo el yugo colonial.
Es menester comprender que, desde el punto de vista político y económico, las
potencias europeas necesitaban conservar esos dominios como nexo condicionante sobre
el Nuevo Mundo. Para los intereses de España, Cuba y Puerto Rico eran el último
rezago del ‘Imperio donde no se ponía el Sol’. Este anacronismo fue obvio al
final del siglo IXX pues el creciente poder naval y militar de los Estados
Unidos y su indiscutible desarrollo industrial y tecnológico lo convirtieron en
un vecino incómodo y peligroso para las
débiles y lejanas propiedades imperiales europeas, en especial para la
decadente España.
c.- Al cabo de un siglo de vida independiente, y a consecuencia de
notorias contradicciones filosóficas, Estados Unidos enfrentó su más grave
crisis, la Guerra de Secesión. El liderazgo
de Lincoln salvó la unidad. Con la derrota del separatismo y el indetenible
desarrollo interno, los líderes de la reunificada nación reorientaron el ansia
nacional hacia la necesidad y objetivo de ‘expansión territorial’, esta actitud
nacional llevó a Washington a tomar: más del 50% del territorio mexicano, conquistar
el Oeste, comprar lo que fue territorio Ruso de Alaska y, en un tardío ‘propósito
de enmienda’ con sabor a racismo, a tomar un territorio africano que el tiempo convertiría
en República de Liberia, posteriormente a intervenir en Sud América para apoyar
la división de Colombia y con ello lograr los 99 años de posesión del Canal Transoceánico
de Panamá.
d.- Frente al arrollador poder y a solo 90 millas de distancia de sus
costas existía una pequeña isla agobiada por problemas insolubles: estaba abandonada
a su suerte, pues su metrópoli tenía problemas regionales e internos más
importantes que la distante y pobre colonia azucarera; vivía convulsionada,
pues sus habitantes deseaban liberarse del yugo del lejano Rey quien limitaba
su libre albedrío; era pasible de intervención, pues estaba inerme frente al
leviatán poderoso que puso en ella y otras propiedades del decadente Imperio ojos
ávidos de expansión; estaba indefensa, pues carecía de fuerza militar, dinero
para construirla, o tecnología para desarrollar armas propias; vivía inocente y
engañada, pues la mayoría de su población creía que sus dirigentes buscaban una
independencia comprometida con ‘La Nación’ sin comprender que el mundo, los
matices, la historia y los intereses hacen a los seres humanos personas
diferentes y, en la mayoría de los casos, ‘MUY DIFERENTES’.
Considerando todo el antecedente aquí expuesto, temo que el destino de
los 4000 cubanos de Costa Rica está muy lejos de sus propias manos y depende de
voluntades encontradas más que de leyes internacionales o caritativas. Por otro
lado a partir del enojoso asunto de la Embajada Peruana y los resultados y
críticas posteriores, como en el viejo cuento del ‘Zagal y el Lobo’, los dirigentes
del exilio deben ‘Tomar Nota’ que han gastado la credibilidad de los pueblos y
gobiernos que, a diferencia de hoy día, antaño estuvieron más que dispuestos a
ayudar; de ahí las respuestas de Belice, Nicaragua, México y la propia Costa
Rica.
En mi opinión ha llegado el momento para: que Washington y la Habana ‘Tomen
Nota’ que deben entenderse sin la intermediación absurda de quienes son ya
ajenos a Cuba, que los cubanos de la isla ‘Tomen Nota’ que el ‘sueño americano’
es una utopía absurda, que los dirigentes de los ex-cubanos de Miami ‘Tomen Nota’ que la Cuba real no desea
ni ha deseado jamás someter su fuero a otra bandera y con esa constatación
entierren sus sueños de reconquistar la isla para dirigir sus destinos
amparados por el Leviatán Todopoderoso.
Luis Javier Artieda Carpio
No hay comentarios:
Publicar un comentario